sábado, 25 de septiembre de 2010

un chiste

Me despierto. El día me refunfuña malhumor.
Mi boca sabe a tu agrio recuerdo de anteayer.
Es tarde, como casi siempre.
Me levanto. El espejo me confirma el malhumor.
Ya no queda tiempo para desayunar.
Disparo.
El colectivo me escupe su malhumor, aunque esta vez el colectivero le pone onda.
Y, por sobretodo, le pone onda él.
No escuche su nombre, pero debe tener 8 años.
Su cara de picaro me lo advierte.
Estaba con dos amigos más. Volvian del colegio. Se los notaba contentos.
La sola imagen de ellos, contrastaba con la mía.
Pero él logro unificarlas.
Hablaban de Messi, de su lesión.
Hasta que él preguntó si sabian porque Maradona no podía jugar con esta pierna y se tocó la derecha.
Ante el silencio de sus amigos, él dijo: "porque es mía".
El chiste es bastante bueno, pero tampoco exageremos.
Lo importante, es que logro hacerme reir, y asi poner el vaso, otra vez, a la mitad.
Logró que todo lo que no me habia dado el día, me lo dé un niño de 8 años, que ni siquiera se como se llama.
Y es asi.
Siempre hay motivos para reir, solo hay que saber encontrarlos.